La rehabilitación de molinos, puentes y antiguas centrales y la creación de áreas de recreo se estima en dos millones
Una investigación financiada por el Centro de Estudios Históricos de Obras Públicas (Cehopu) del Ministerio de Fomento propone el aprovechamiento hidroeléctrico de saltos de agua en el Canal del Esla y la puesta en valor del patrimonio industrial y natural de su entorno cuando se cumplen 150 años del primer proyecto de esta obra.
El estudio, realizado por el historiador Javier Revilla y la arquitecta técnica Aurora Rodríguez, plantea la creación de un centro de interpretación de este cauce, que tiene casi 45 kilómetros entre Benamariel y Villanueva de Azogue, en Zamora y que ha generado en este tiempo «riqueza y una enorme transformación en la manera de vivir y de entender la agricultura en la zona».
Los saltos «aprovechables», según el informe complementario realizado por Javier González y Joaquín Pérez, son los de Algadefe y Villaquejida, con 7,7 metros de altura y un caudal de 12,78 m3/s (metros cúbicos por segundo) el primero y 7 metros de altura y un caudal de 7 m3/s el segundo. Como el sólo lleva agua 6 meses al año se pueden obtener 479.000 Kwh/año en Algadefe y 262.650 en Villaquejida. Esta producción serviría, como mínimo, para el abastecimiento que requieren las elevaciones de Villamañán, San Millán de los Caballeros y Matilla de Arzón.
Por otro lado, el trabajo estima en casi dos millones de euros el presupuesto necesario para la rehabilitación y puesta en valor del patrimonio que aún conserva el canal, un conjunto de diez construcciones entre molinos, puentes, acueductos y antiguas centrales eléctricas.
Javier Revilla explica que es un «estudio histórico en el que tratamos de rescatar la atribulada memoria del canal antiguo y su transformación en el nuevo a partir de los años 60 tras ser comprado a su último concesionario por la CHD, pero con una visión actual». Para ello han contado también con la colaboración del ingeniero agrónomo Julio Rodríguez Olmo.
El Canal del Príncipe de Asturias, comos se bautizó oficialmente el proyecto de 1875, se asentó en su primer tramo sobre una antiquísima infraestructura hidráulica, el cauce artificial del puerto de Benamariel al molino Baeza y que data de antes de 1465, fecha en la que el conde de Valencia de Don Juan construye el canal desde Baeza hasta Villarrabines, para abastecer otros molinos. El canal nunca llegó a regar las 6.000 hectáreas previstas, pues el agua sólo alcanzaba para unas mil hectáreas (el río Esla no estaba regulado) por lo que las disputas pleitos por el agua salpican toda su historia. Los molinos de Valencia de Don Juan, el cauce y malecones de los molinos de Algadefe, los molinos de Villarrabines y Villaquejida y el lavado de ropas en Algadefe son algunos de los pleitos más destacados. Asimismo, incluye la reforma llevada a cabo a partir de 1967 al pasar el canal a la CHD.
Otro serio problema fueron las filtraciones que desde el primer momento afectaron a los pueblos por los que discurría el cauce de tierra. El estudio recoge también los numerosos cambios de propiedad desde que la Compañía Ibérica de Riegos, de capital inglés, quebró.